Doctrina y Convenios 74

1 Porque el marido incrédulo es santificado por la mujer, y la mujer incrédula por el marido; pues de otra manera vuestros hijos serían inmundos, mientras que ahora son santos.

2 En los días de los apóstoles se observaba la ley de la circuncisión entre todos los judíos que no creían en el evangelio de Jesucristo.

3 Y aconteció que surgió una contienda grande entre el pueblo concerniente a la ley de la circuncisión, porque el marido incrédulo deseaba que sus hijos fuesen circuncidados y se sujetasen a la ley de Moisés, la cual había sido cumplida.

4 Y aconteció que los hijos, habiéndose criado bajo la sujeción de la ley de Moisés, se guiaban por las tradiciones de sus padres y no creían en el evangelio de Cristo, de manera que llegaron a ser impuros.

5 Fue, pues, por esta causa que el apóstol escribió a los de la iglesia, dándoles un mandamiento, no del Señor, sino de sí mismo, de que el creyente no se uniera al incrédulo, a menos que se abrogara la ley de Moisés entre ellos,

6 para que sus hijos permaneciesen incircuncisos, y que fuese abrogada la tradición que decía que los niños pequeños son impuros, porque existía entre los judíos;

7 mas los niños pequeños son santos, porque son santificados por la expiación de Jesucristo; y esto es lo que significan las Escrituras.