Doctrina y Convenios 56

1 Escuchad, oh pueblo que profesáis mi nombre, dice el Señor vuestro Dios; porque he aquí, mi enojo está encendido contra los rebeldes, y conocerán mi brazo y mi indignación en el día de visitación e ira sobre las naciones.

2 Y el que no tome su cruz y me siga, y guarde mis mandamientos, no será salvo.

3 He aquí, yo, el Señor, mando; y el que no obedezca será desarraigado en mi propio y debido tiempo, después que yo haya mandado y el mandamiento sea quebrantado.

4 Por lo que, yo, el Señor, mando y revoco, conforme me plazca; y todo esto recaerá sobre la cabeza de los rebeldes, dice el Señor.

5 Por consiguiente, revoco el mandamiento dado a mis siervos Thomas B. Marsh y Ezra Thayre, y doy un mandamiento nuevo a mi siervo Thomas, de emprender cuanto antes su viaje a la tierra de Misuri, y mi siervo Selah J. Griffin también irá con él.

6 Porque he aquí, revoco el mandamiento que se dio a mis siervos Selah J. Griffin y Newel Knight, como consecuencia de las rebeliones y dura cerviz de mi pueblo que se encuentra en Thompson.

7 Por tanto, permanezca con ellos mi siervo Newel Knight, y cuantos quieran ir, pueden ir, siempre que sean contritos ante mí, y él los guiará a la tierra que he señalado.

8 Y además, os digo, que es preciso que mi siervo Ezra Thayre se arrepienta de su orgullo y egoísmo, y obedezca el mandamiento anterior que le di, respecto al lugar en donde vive.

9 Y si hace esto, ya que no habrá división de la tierra, será nombrado aún para ir a la tierra de Misuri;

10 de otra manera, recibirá el dinero que ha pagado, y partirá del lugar, y será separado de mi iglesia, dice el Señor Dios de los Ejércitos;

11 y aunque pasen el cielo y la tierra, estas palabras no pasarán, sino que se cumplirán.

12 Y si mi siervo José Smith, hijo, tiene que pagar el dinero, he aquí, yo, el Señor, se lo devolveré en la tierra de Misuri, a fin de que sean recompensados aquellos de quienes él recibiere, de acuerdo con lo que hagan;

13 porque conforme con lo que hagan, recibirán, sí, en terrenos para su herencia.

14 He aquí, así dice el Señor a mi pueblo: Tenéis mucho que hacer y mucho de que arrepentiros; porque he aquí, vuestros pecados han ascendido hasta mí y no son perdonados, porque procuráis aconsejaros de acuerdo con vuestras propias maneras.

15 Y vuestros corazones no están satisfechos; y no obedecéis la verdad, antes os deleitáis en la iniquidad.

16 ¡Ay de vosotros, hombres ricos, que no queréis dar de vuestros bienes a los pobres!, porque vuestras riquezas corromperán vuestras almas; y esta será vuestra lamentación en el día de visitación, de juicio y de indignación: ¡La siega ha pasado, el verano ha terminado y mi alma no se ha salvado!

17 ¡Ay de vosotros los pobres, cuyos corazones no están quebrantados, cuyos espíritus no son contritos y cuyos vientres no están satisfechos; cuyas manos no se abstienen de echarse sobre los bienes ajenos; cuyos ojos están llenos de codicia; que no queréis trabajar con vuestras propias manos!

18 Pero benditos los pobres que son puros de corazón, cuyos corazones están quebrantados y cuyos espíritus son contritos, porque verán el reino de Dios que viene con poder y gran gloria para liberarlos; porque la grosura de la tierra será suya.

19 Porque he aquí, el Señor vendrá, y con él su galardón; y recompensará a cada hombre, y los pobres se regocijarán;

20 y su posteridad heredará la tierra de generación en generación, para siempre jamás. Y ahora termino de hablaros. Así sea. Amén.