Doctrina y Convenios 49
1 Escuchad mi palabra, mis siervos Sidney, Parley y Leman; porque he aquí, de cierto os digo, que os doy el mandamiento de ir a predicar a los tembladores mi evangelio que habéis recibido, tal cual lo habéis recibido.
2 He aquí, os digo que ellos desean conocer la verdad en parte, pero no toda, porque no son rectos delante de mí y es necesario que se arrepientan.
3 Por lo cual os mando, mis siervos Sidney y Parley, que les prediquéis el evangelio.
4 Y mi siervo Leman será ordenado a esta obra para que razone con ellos, no conforme a lo que ha recibido de ellos, sino de acuerdo con lo que vosotros, mis siervos, le enseñaréis; y si así lo hace, lo bendeciré; de otro modo no prosperará.
5 Así dice el Señor; pues yo soy Dios, y he mandado a mi Unigénito Hijo al mundo para la redención del mundo, y he decretado que el que lo reciba será salvo, y el que no lo reciba será condenado;
6 e hicieron con el Hijo del Hombre como quisieron; y él ha tomado su poder a la diestra de su gloria, y ahora reina en los cielos, y reinará hasta que descienda a la tierra para subyugar a todos sus enemigos debajo de sus pies, y la hora ya está próxima;
7 yo, Dios el Señor, lo he hablado; mas la hora y el día ningún hombre sabe, ni los ángeles del cielo, ni lo sabrán hasta que él venga.
8 Por tanto, es mi voluntad que todo hombre se arrepienta; porque todos están bajo pecado, salvo los que he apartado para mí, hombres santos de los cuales no sabéis.
9 Os digo, pues, que os he mandado mi convenio sempiterno, el mismo que existió desde el principio.
10 Y lo que he prometido, lo he cumplido, y las naciones de la tierra se inclinarán a él; y si no lo hacen de sí mismas, serán derribadas, porque lo que ahora de sí mismo se ensalza será despojado de poder.
11 Por tanto, os doy el mandamiento de ir entre los de este pueblo y decirles, como mi apóstol de la antigüedad, cuyo nombre era Pedro:
12 Creed en el nombre del Señor Jesús, que estuvo en la tierra, y que ha de venir, el principio y el fin;
13 arrepentíos y sed bautizados en el nombre de Jesucristo, según el santo mandamiento, para la remisión de pecados;
14 y el que hiciere esto recibirá el don del Espíritu Santo, por la imposición de las manos de los élderes de la iglesia.
15 Y además, de cierto os digo, que quien prohíbe casarse no es ordenado por Dios, porque el matrimonio lo decretó Dios para el hombre.
16 Por tanto, es lícito que tenga una esposa, y los dos serán una sola carne, y todo esto para que la tierra cumpla el objeto de su creación;
17 y para que sea llena con la medida del hombre, conforme a la creación de este antes que el mundo fuera hecho.
18 Y quien manda abstenerse de la carne, para que el hombre no la coma, no es ordenado por Dios;
19 porque he aquí, las bestias del campo, las aves del cielo y lo que viene de la tierra se han ordenado para el uso del hombre como alimento y vestido, y para que tenga en abundancia.
20 Pero no se ha dispuesto que un hombre posea más que otro; por consiguiente, el mundo yace en el pecado.
21 ¡Y ay de aquel que vierte sangre, o desperdicia carne, no teniendo necesidad!
22 Y además, de cierto os digo, que el Hijo del Hombre no viene en forma de mujer, ni de hombre que viaja por la tierra.
23 Por tanto, no seáis engañados, sino continuad con firmeza, esperando que los cielos se estremezcan y la tierra tiemble y se tambalee como un borracho, y que los valles sean levantados, y las montañas rebajadas, y que sean allanados los lugares escabrosos; y todo esto cuando el ángel toque su trompeta.
24 Pero antes que venga el gran día del Señor, Jacob prosperará en el desierto, y los lamanitas florecerán como la rosa.
25 Sion florecerá en los collados y se regocijará en las montañas, y será congregada en el lugar que he señalado.
26 He aquí, os digo, id como os he mandado; arrepentíos de todos vuestros pecados; pedid y recibiréis; llamad y se os abrirá.
27 He aquí, iré delante de vosotros y seré vuestra retaguardia; y estaré en medio de vosotros y no seréis confundidos.
28 He aquí, soy Jesucristo, y vengo pronto. Así sea. Amén.