Doctrina y Convenios 35
1 Escuchad la voz del Señor vuestro Dios, el Alfa y la Omega, el principio y el fin, cuya vía es un giro eterno, el mismo hoy que ayer y para siempre.
2 Soy Jesucristo, el Hijo de Dios, que fui crucificado por los pecados del mundo, sí, por cuantos crean en mi nombre, a fin de que lleguen a ser hijos de Dios, uno en mí, como yo soy uno en el Padre, como el Padre es uno en mí, para que seamos uno.
3 He aquí, de cierto, de cierto le digo a mi siervo Sidney: He puesto mis ojos en ti y en tus obras. He oído tus oraciones y te he preparado para una obra mayor.
4 Bendito eres, porque harás grandes cosas. He aquí, fuiste enviado, como lo fue Juan, a fin de preparar la vía delante de mí, y delante de Elías el Profeta, que había de venir, y no lo supiste.
5 Bautizaste en el agua para arrepentimiento, pero no recibieron el Espíritu Santo;
6 pero ahora te doy el mandamiento de bautizar en agua, y recibirán el Espíritu Santo por la imposición de manos, como lo hacían los antiguos apóstoles.
7 Y acontecerá que se efectuará una obra grande en la tierra entre los gentiles, porque se manifestarán su insensatez y sus abominaciones ante los ojos de toda la gente.
8 Porque yo soy Dios, y mi brazo no se ha acortado; y mostraré milagros, señales y maravillas a todos los que crean en mi nombre.
9 Y quienes pidan con fe en mi nombre, echarán fuera demonios; sanarán a los enfermos; harán que los ciegos reciban la vista, que los sordos oigan, los mudos hablen y los cojos anden.
10 Y pronto viene la hora en que se mostrarán grandes cosas a los hijos de los hombres;
11 mas sin fe no se manifestará cosa alguna, sino desolaciones sobre Babilonia, la cual ha hecho que todas las naciones beban del vino de la ira de sus fornicaciones.
12 Y no hay quien haga lo bueno salvo aquellos que están dispuestos a recibir la plenitud de mi evangelio, que he enviado a esta generación.
13 Por tanto, llamo a lo débil del mundo, a aquellos que son indoctos y despreciados, para trillar a las naciones por el poder de mi Espíritu.
14 Y su brazo será mi brazo, y yo seré su escudo y su broquel; y ceñiré sus lomos y lucharán por mí varonilmente; y sus enemigos estarán debajo de sus pies; y dejaré caer la espada en su defensa, y por el fuego de mi indignación los preservaré.
15 Y se predicará el evangelio a los pobres y a los mansos, y estarán esperando la hora de mi venida, porque ya está próxima;
16 y aprenderán la parábola de la higuera, porque ahora mismo el verano se aproxima.
17 Y he enviado la plenitud de mi evangelio por conducto de mi siervo José; y en debilidad lo he bendecido;
18 y le he dado las llaves del misterio de aquellas cosas que han sido selladas, sí, cosas que han existido desde la fundación del mundo, y las que vendrán desde ahora hasta el tiempo de mi venida, si persevera en mí; y si no, yo pondré a otro en su lugar.
19 Por tanto, vela por él para que su fe no falte, y se concederá por el Consolador, el Espíritu Santo, que sabe todas las cosas.
20 Y un mandamiento te doy, que escribas por él; y se darán las Escrituras, tal como se hallan en mi propio seno, para la salvación de mis escogidos;
21 porque oirán mi voz y me verán, y no estarán dormidos, y soportarán el día de mi venida; porque serán purificados, tal como yo soy puro.
22 Y ahora te digo, permanece con él y él viajará contigo; no lo abandones, y de seguro acontecerán estas cosas.
23 Y cuando no estés escribiendo, he aquí, a él se le concederá profetizar; y tú predicarás mi evangelio y citarás a los santos profetas para comprobar las palabras de él, según le sean dadas.
24 Guardad todos los mandamientos y convenios que os ligan; y haré estremecer los cielos para vuestro beneficio, y Satanás temblará, y Sion se regocijará sobre los collados y florecerá;
25 e Israel será salvo en mi propio y debido tiempo; y será conducido por las llaves que he dado, para nunca más ser confundido.
26 Alzad vuestros corazones y regocijaos; vuestra redención se aproxima.
27 No temáis, pequeña grey, el reino es vuestro hasta que yo venga. He aquí, vengo pronto. Así sea. Amén.