Doctrina y Convenios 30

1 He aquí, David, te digo que has temido al hombre, y no has confiado en que yo te fortalecería, como debiste haberlo hecho,

2 sino que tus pensamientos han estado en las cosas de la tierra más que en las que son de mí, tu Creador, y en el ministerio al cual has sido llamado; y no has prestado atención a mi Espíritu, ni a los que han sido nombrados sobre ti, sino que te han persuadido aquellos a quienes no he mandado.

3 Por tanto, quedas a solas para consultarme por ti mismo, y reflexionar sobre las cosas que has recibido.

4 Y tu hogar será la casa de tu padre hasta que te dé otros mandamientos. Y te dedicarás al ministerio en la iglesia, y ante el mundo, y en las regiones circunvecinas. Amén.

5 He aquí, Peter, te digo que emprenderás tu viaje con tu hermano Oliver; porque ha llegado la hora en que me es prudente que abras tu boca para declarar mi evangelio; por tanto, no temas, sino da oído a las palabras y al consejo que te dé tu hermano.

6 Y padece con él en todas sus aflicciones, elevando tu corazón hacia mí continuamente en oración y fe, para la liberación de él y la tuya; porque le he dado poder para edificar mi iglesia entre los lamanitas.

7 Y a nadie he nombrado consejero sobre él en la iglesia, concerniente a los asuntos de ella, sino a su hermano, José Smith, hijo.

8 Por tanto, presta atención a estas cosas y sé diligente en guardar mis mandamientos, y serás bendecido para vida eterna. Amén.

9 He aquí, mi siervo John, te digo que desde ahora en adelante empezarás a proclamar mi evangelio como con la voz de trompeta.

10 Y tu obra será donde vive tu hermano Philip Burroughs y en la región circunvecina, sí, dondequiera que te oigan, hasta que te mande ir a otra parte.

11 Y toda tu obra será en Sion, con toda tu alma, desde ahora en adelante; sí, siempre abrirás tu boca por mi causa, no temiendo lo que pueda hacer el hombre, porque yo estoy contigo. Amén.